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Por: Dr. en Cs. Adrián Zaragoza Tapia


Resumen
Se presenta una propuesta en alusión al proyecto de “bibliotecas virtuales”. Presenta algunos fundamentos teóricos buscando unificar criterios en la forma de denominar y establecer dichos centros de información, así como algunas consideraciones sociales que podrían impactar las bibliotecas virtuales. Comenta sobre algunos aspectos éticos relativos al manejo de la información, en los que recomienda reflexionar al establecer la infraestructura cibernética.

Lo Virtual
Norma Patricia Maldonado Reynoso, en su tesis “La Universidad Virtual”, premiada por ANUIES como “Mejor Tesis de Maestría” en el 2002, hace algunas reflexiones basadas en una exhaustiva investigación. Y refiriéndose a lo virtual , citando a Pierre Lévy, indica que la palabra virtual procede del latín medieval virtualis, que a su vez se deriva de virtus, que significa “fuerza”, “potencia”. Hace alusión a lo mencionado por Lévy al respecto de que:
“…es virtual lo que existe en potencia y no en acto…lo virtual no se opone a lo real sino a lo actual: virtualidad y actualidad son dos maneras de ser diferentes…”Lo virtual no se refiere a aquello que es el objeto, sino a lo que se sabe de él”…”Cuando una persona, una colectividad, un acto, una información se virtualizan, se ponen „fuera de ahí‟, se desterritorializan“ (Lévy,1999:17).

Agrega diciendo que “Esta característica ha dado origen a las reuniones virtuales […] no necesitan que las personas, y a veces a ninguna de ellas, estén en un lugar para prestar sus servicios.” Al respecto creo que podemos afirmar que usualmente hemos utilizado estas características del adjetivo virtual cuando por ejemplo mencionamos “fulano de tal es el virtual candidato a la presidencia de la república”. En este caso, posiblemente los tiempos formales para que la persona designada sea candidato no se han cumplido, sin embargo, se sabe de él que será registrado como tal en su momento, tal vez producto de una consulta popular o auscultación en su partido. Es decir esta desfasado en tiempo, asíncrono. Por otro lado, es posible afirmar que una biblioteca ubicada en un lugar remoto en la que podemos consultar tanto al bibliotecario, y más aún el acervo digitalizado, por vía Internet, a través de alguna interfase, está “desterritorializada”. Es decir, además que puede estar “fuera de tiempo” el momento en que el bibliotecario contesta nuestras preguntas, este puede estar ubicado en alguna biblioteca ubicada en otra ciudad o tal vez al otro lado del planeta. Cumple pues las características para adjetivarse “virtual”, por lo asíncrono y por lo desterritorializado.
Maldonado Reynoso agrega que “Gracias a la virtualización, se puede comunicar a los maestros con sus alumnos y viceversa, sin necesidad de estar físicamente presentes en algún tiempo ó lugar específico”. Y agrega citando a Levy que “…la virtualización reinventa una cultura nómada, no mediante el retorno al paleolítico ni a las antiguas civilizaciones de pastores…” (Maldonado Reynoso, 2002: 30). Y yo agregaría citando a la misma autora “una cultura nómada que viaja constantemente a través de un espacio virtual

que no existe en ningún lado, pero que llega a muchos a través de las Nuevas Tecnologías de la Comunicación e Información (NTCI), “el ciberespacio”. Realidad Virtual (RV) y Realidad Artificial Continuando con su disertación, Maldonado Reynoso dice que parecería que las palabras realidad-virtual se contraponen, pero tecnológicamente hablando y citando a Nugent y Goldfarb define la realidad virtual, como: “un entorno en tres dimensiones sintetizado por computadora en el que varios participantes acoplados de forma adecuada pueden atraer y manipular elementos físicos simulados en el entorno y de alguna manera, relacionarse con las representaciones de otras personas pasadas, presentes o ficticias.” Y citando a Casey, define a la realidad virtual como: “un sistema interactivo computarizado tan rápido e intuitivo que la computadora desaparece de la mente de usuario, dejando como real el entorno generado por computadora (Casey, 1994). Reflexiona y dice: “…mientras la virtualidad, hace énfasis en la simulación de la realidad para promover las interacciones sociales mediante redes de comunicación, la RV busca la simulación de un mundo real…”.

Más adelante establece una diferencia entre realidad virtual y realidad artificial afirmando que “En la realidad virtual, destaca la posibilidad de simular un mundo real con una finalidad cognoscitiva...En el segundo caso, realidad artificial, se simulan entornos y escenas inexistentes o imposibles porque no cumplen leyes físicas, a fin de explorar las potencialidades expresivas del medio más allá de sus capacidades reproductivas en relación con lo real (Bettitini y Colombo, 1995: 23). El estudio menciona que la realidad virtual requiere de un equipo especial como lentes, guantes, cascos, plataformas, etc., para interactuar con el mundo simulado. Y la realidad artificial no requiere de equipo especial además del ordenador. Entiendo que en el primer caso es utilizado, por ejemplo, para el adiestramiento de pilotos en el ambiente de la aviación, y en el segundo caso para otro tipo de estudios. Si asumimos las ideas anteriores, podremos identificar la posibilidad de que existan bibliotecas apoyadas con dispositivos de realidad virtual, pero en su caso serían inoperantes y sumamente costosas para atender una comunidad, por el instrumental que requieren. Y en el caso de las bibliotecas con sistemas de realidad artificial no está bien definido el sentido de su existencia en las mismas. ¿Bibliotecas o Comunidades Virtuales?

Una biblioteca, comprendida desde la práctica bibliotecaria tradicional, sin recurrir a lo que establece la UNESCO ó la Ley General de Bibliotecas en México, es un recinto establecido en un espacio físico en el cual confluyen: usuarios, colecciones, y bibliotecarios. Dicho recinto está integrado además con la infraestructura y el equipamiento necesario para llevar a cabo la variada gama de servicios bibliotecarios. El usuario es la

persona a quien van dirigidos todos los esfuerzos, se le facilita el acceso a la información para su uso particular, las colecciones proporcionan esta, y el bibliotecario estructura y dirige los servicios, administra las colecciones y los recursos necesarios para proporcionar estos. Si lo anterior nos diera pauta para establecer de manera virtual una biblioteca con el uso de la tecnología; tendríamos sin duda la concepción de un recinto virtual, comprendido en el ciberespacio, con el uso de colecciones digitalizadas, y con la participación de un bibliotecario-tecnólogo, quién estructuraría, dirigiría y administraría las colecciones digitalizadas y los recursos electrónicos para proporcionar las interfases que facilitaran la oferta de servicios de información a distancia, mismos que estarían dirigidos a usuarios, quienes estarían en el ciberespacio, y no precisamente en un espacio físico determinado, ni en un momento determinado. Así tendríamos el comienzo de la concepción de una biblioteca virtual. Si adicionalmente, esta biblioteca virtual facilita la realización de trámites y gestiones mediante el uso de interfase especiales, o la impartición de seminarios o cursos a distancia para el desarrollo de las comunidades, promoviendo nuevas relaciones interpersonales entre sus pobladores, y su interacción con los actores de la administración pública; esta deja de ser comprendida solamente como una biblioteca para convertirse en una centro compuesto por bibliotecas, oficinas, plazas, escuelas etc., verdaderas “comunidades virtuales”. Al respecto la autora de la citada tesis dice: “La característica de estos servicios es que establecen un espacio de relaciones multiculturales entre individuos; podemos entonces reconocerlos como “comunidades virtuales” (Maldonado, 2002: 29).

Por lo anterior, las “bibliotecas virtuales” ó las “comunidades virtuales” tienen sentido, aplicación lógica y existen en la práctica. De tal manera que podemos intentar unificar nuestros criterios cuando nos referimos a “bibliotecas electrónicas”, “bibliotecas digitales” o “bibliotecas virtuales”, términos que en el ambiente bibliotecológico han sido la causa de sendas discusiones. Considerando lo anterior, me parece que para que existiera una biblioteca digital, en toda la extensión de la palabra, se requeriría que usuarios, recursos y colecciones interactuaran también en dicho formato, y hasta el momento no conozco alguna persona (usuario) que tenga formato “doc” o “pdf”, por ejemplo. Por otro lado, una biblioteca electrónica, como tal, tendría que hacer lo mismo con el equipo, de tal suerte que sus colecciones y sus usuarios fueran también “hardware”. Quiero advertir que no estoy en contra de que esto pueda suceder, más bien no creo que esa sea la propuesta en que esté pensando con las bibliotecas virtuales actuales. Como corolario podríamos decir que las bibliotecas virtuales, son consultadas por usuarios reales, a través de recursos electrónicos, para acceder a la información contenida en colecciones digitalizadas de manera asíncrona y desterritorializada. Las bibliotecas virtuales, hoy en día se pueden consultar a través de la Internet. Algunas sólo se pueden examinar bajo algunos requisitos.
Caso que bien podríamos aplicar también a las “comunidades virtuales”, que desde mi punto de vista tienen mayor aplicación en el ámbito de la administración pública, con usuarios reales (la comunidad), recursos electrónicos (ciberespacio) e información digitalizada. Las comunidades virtuales hoy en día funcionan en diferentes ámbitos, y con diferentes objetivos en: bancos, universidades, dependencias de gobierno, etc., mismas que

tienen propósitos específicos y están basadas en sistemas de gestión de información. Todas pueden interactuar entre sí conformando una “sociedad virtual”. Consideraciones Sociales de las Bibliotecas Virtuales En esta parte me referiré al trabajo de Ma. Guadalupe Chávez Méndez “Práctica de la Lectura en México;…”, a los indicadores de actividades científicas y tecnológicas del CONACYT, así como otros textos, ya que considero necesario ubicar, aunque sea en forma breve e incompleta, el proyecto de las bibliotecas ó comunidades virtuales, en el contexto de una realidad que vive nuestro querido México. No es en vano la afirmación de algunos autores de México como “país con cultura de la no lectura”, ya que hay quienes, al hacer estudios al respecto, afirman que en nuestro país la población lee medio libro por año en promedio, mientras que en otros países esta cifra se sobrepasa en varias decenas (Chávez Méndez, 2002). Si como dice la autora citada, refiriéndose a nuestro país: “la lectura no es una actividad masiva, al no existir una cultura generalizada de la lectura, es obvio pensar, que solo unos cuantos tengan acceso a ese circuito cultural”; me parece pertinente pensar de que manera las comunidades virtuales deberían contribuir a fomentar tan benéfico hábito en la población de nuestro estado.
La misma autora, citando a (Rodríguez, 2000) dice que “los usos y costumbres que conlleva el hábito de leer (hacerse de libros, hacerse de tiempo, hacerse de espacio, etcétera) se crean a través de toda la vida, el gusto por la lectura se siembra, alienta y fortalece”; me parece también una buena pauta para que los contenidos y las interfases que se manejen en el proyecto resulten altamente motivadoras de la lectura entre las

comunidades del estado. Ya que si bien la tecnología da acceso a la información, la primera no garantiza la lectura de la segunda, de tal suerte que por ejemplo, muchos estudiantes, al acceder a la información solo la imprimen y presentan a sus profesores sin haberla leído, analizado y reflexionado. En el individuo, el presentar interés por saber, tener la iniciativa por aprender, y analizar sus opciones didácticas con actitud responsable y crítica son aspectos que no cambian solo por el hecho de utilizar innovaciones tecnológicas. Por ello se requiere fomentar en el individuo actitudes que le ayuden a ser más responsable en su propio aprendizaje; acercamiento entre el sistema educativo y la esfera laboral. Es aquí donde se puede apoyar con las NTCI. Algunos autores manejan que “Las nuevas tecnologías de la comunicación e información (NTCI), son hoy en día esenciales en las sociedades avanzadas, ya que permiten la transformación de las mismas”, sin embargo, desde mi punto de vista las NTCI no es sinónimo de mejoría, Las NTCI trajeron como consecuencia algunas transformaciones sociales. Sin embargo, los espacios escolares, en su mayoría siguen permaneciendo igual a las prácticas educativas del pasado. Caso que es importante considerar, si se tiene la esperanza de que las comunidades del estado mejorarían solo por el hecho de contar con recursos tecnológicos como los que proveen las NTCI.
Hay quienes no aceptan que las nuevas tecnologías implican responsabilidad social en cuanto a su creación y usos, basan sus criterios en la apertura total de la comunidad al mundo de la información, y es que posiblemente no han reflexionado sobre las consideraciones éticas que tiene, por ejemplo, el exponer a la población ante algunas compañías o personas que pueden aprovecharse de la ignorancia de la misma para conocer sus patrones de comportamiento y sus debilidades en beneficio de jugosos negocios que
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provee la aplicación de la “inteligencia en los negocios” a través de la “minería de datos”, y de muchos otros novedosos conceptos que actualmente aplican los artífices de sistemas en apoyo a grandes compañías, y posiblemente a esferas gubernamentales. Considero necesario que paralelamente a la instalación de la tecnología para una Biblioteca Virtual, se deba proporcionar orientación al usuarios, no para evitar que los grupos usuarios tengan acceso a la información con el uso de medios electrónicos, sino para que en el mismo contexto, tal vez a través de las interfases, reciban asesoría y orientación de cómo manejarse con seguridad en el ciberespacio. En otro orden de ideas, Didriksson (1999), menciona que México está situado entre los países “receptores” tanto de conocimiento como de tecnología, lo que limita su participación igualitaria y competitiva con otros países (citado en Maldonado Reynoso, 2002: p 83). Esta aseveración es posible comprobarla si revisamos los indicadores actividades científicas y tecnológicas en México (CONACYT 2001-2002) como en el caso de la relación de dependencia tecnológica y coeficiente de inventiva, en donde se puede ver la incipiente aportación de los mexicanos para el desarrollo tecnológico del país, dependiendo en su mayor porcentaje de la participación tecnológica de extranjeros. Si bien, históricamente este no ha sido el campo fuerte de nuestro país, si es preciso definir cual sería el papel de las Bibliotecas Virtuales en este rubro, creo que la oportunidad no se puede dejar pasar.
Con estas breves reflexiones, veo en las “Bibliotecas Virtuales” una oportunidad de redirigir diversos esfuerzos institucionales en la búsqueda de una mejor calidad de vida para los universitarios, sobretodo para los grupos de usuarios tradicionalmente vulnerables y desprotegidos que provienen de comunidades remotas de la geografía michoacana. Al no requerirse la presencia física en las comunidades virtuales, y al contar con la tecnología

para hacer llegar a cualquier punto del planeta una biblioteca virtual, la posibilidad de que se les brinde el acceso a la información se hace cada vez más factible. Por tanto, también la posibilidad de que accedan a mejores niveles de desarrollo.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

CHÁVEZ MÉNDEZ, Ma. Guadalupe. Práctica de la lectura en México. :ANUIES, 2002.
CONACYT. Indicadores de actividades científicas y tecnológicas. México: CONACYT, 2001-2002.
MALDONADO REYNOSO, Norma Patricia. La universidad virtual en México. México: ANUIES, 2002. [Premiada como la mejor tesis de maestría en el 2002]
ARTEAGA, Georgina. Programa de automatización de bibliotecas. En Selección de programas de cómputo para el manejo de recursos informativos. Cd. Juárez, Chih.: UACJ, 2000.
DIDRIKSON, Axel (1999). “tendencia e impactos de futuro en la educación superior de América Latina y el Caribe”, Revista La vasija. Num 4, Vol. 2, Enero-abril, pp. 67-86. LÉVY, Pierre. (1999). ¿Qué es lo virtual?. España, Paidós, Multimedia 10.
CASEY, Larijani L. (1994). Realidad virtual. España, Mc Graw-Hill.
BETITINI, Gianfranco y Fausto Colombo (1995). Las nuevas tecnologías de la comunicación. Barcelona, Paidós.
RODRIGUEZ, Xavier. (2000). La realidad republicana en México. Escritores y Poder 1968-1993. Tesis doctoral publicada. México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

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