El silencio en la filosofía de Emmanuel Levinas: la voz de Dios a través del rostro del otro

Abstract

In this thesis it is argued that silence in the philosophy of Emmanuel Levinas allows the conscience, that which does not take pleasure in the totality of itself, to hear the voice of God (Infinity) through the face of the other. It is a silence totally different from the silence that refers to the anonymous existence of being in general; also different from the silence of the subjectivity of the existential person generated in hypostasis. It is a type of silence that is not solipsistic in nature; which does not return to the very self of inner consciousness. It is an ethical silence that allows the self to hear the sonority of God, but only through the mediation of an encounter with the other in which, in the first place, one has an experience of the meaning of the other, beyond any representation of subjectivity, as a living wordor pure symbol. Ethical silence is one that allows us to purify the representative word of the cognizant consciousnessgenerated in hypostasis and in this way to access the pure symbol or the living wordof otherness. Thus, ethical silence in Levinas suppresses all language coming from the light of ontological consciousness, and thus opens the possibility of accessing and listening attentively to the living wordof otherness; it is in this sense that we maintain that silence in Levinas' perspective is a horizon of possibility that allows us to hear the living word of God inscribed in the face of otherness. But how do you hear God's voice in the face of the other?

En esta tesis se sostiene que el silencio en la filosofía de Emmanuel Levinas permite a la conciencia, esa que no se complace en la totalidad de sí misma, escuchar la voz de Dios (Infinito) a través del rostro del otro. Se trata de un silencio totalmente diferente al silencio que remite a la existencia anónima del ser en general; asimismo diferente al silencio de la subjetividad del existente personal generado en la hipóstasis. Se trata de un tipo de silencio que no es de carácter solipsista; que no retorna a la mismidad de la conciencia interna. Es un silencio ético que le permite al yo escuchar la sonoridad de Dios, pero sólo por la mediación del encuentro con el otro en el que, en primer lugar, se tiene la vivencia del sentido del otro, más allá de cualquier representación de la subjetividad, en tanto que palabra viva o símbolo puro. El silencio ético es aquel que permite depurar la palabra representativa de la conciencia-cognoscente generada en la hipóstasis y de esta manera acceder al símbolo puro o la palabra viva de la alteridad. Así pues, el silencio ético en Levinas suprime todo lenguaje proveniente de la luz de la conciencia-ontológica, y de esta forma abre la posibilidad de acceder y escuchar de manera atenta la palabra viva de la alteridad; es en este sentido en que sostenemos que el silencio en la perspectiva de Levinas es un horizonte de posibilidad que permite oír la palabra viva de Dios inscrita en el rostro de la alteridad.