Análisis y diseño estructural de una casa habitación de tipo medio residencial, ubicada en Puruándiro, Mich.

Abstract

A popular saying in structural engineering is as follows: "A two-level room to house not calculated, prescribed" this information from two premises: the first is that the cost of a house is not worth a good estimate and second to applied loads in a building like this can not lead to catastrophic failure. Briefly we can show that these premises are false and therefore concerned that this is a fallacy. If we refer to the economic aspect, a good estimate can lead contractor for a construction of such a substantial savings in the work. In applying rational structural design procedures and having as fundamental support regulations or local building code, it is possible to reduce the amount of material and therefore the financial resources to be employed. In ethical terms, this is one of the things the client in particular and society in general expect from engineers. If we talk about the so-called failure and collapse defined as an observed, would be relatively few failures; but if we consider failure as any discrepancies between the expected results of a project and actually obtained, plus we take the trouble to carefully measure the position, shape and conditions of the finished structures, then the number of failures is very large . Often certain undesirable shifts, cracks and some inexplicable unsightly deformations appear in the works. In these cases we ask whether it is true or normal faults but unexpected behavior of the structure.

Un dicho muy popular en la ingeniería estructural es el siguiente: “Una casa habitación de hasta dos niveles no se calcula, se receta” esta información parte de dos premisas: la primera indica que el costo de una casa no vale un buen cálculo y la segunda que las cargas aplicadas en una construcción de este tipo no pueden conducir a fallas catastróficas. Brevemente podemos demostrar que las premisas anteriores son falsas y, en consecuencia, que el dicho en cuestión es una falacia. Si nos referimos al aspecto económico, un buen cálculo puede conducir al contratista de una construcción de este tipo a ahorros sustanciales en la obra. Al aplicar procedimientos de diseño estructural racionales y al tener como apoyo fundamental el reglamento o código local de construcciones, es posible reducir la cantidad de material y, por lo tanto los recursos económicos a ser empleados. En términos éticos, esta es una de las cosas que el cliente en particular y la sociedad en general esperan de los ingenieros. Si hablamos de la denominada falla y la definimos como un derrumbe observado, las fallas serían relativamente pocas; pero si consideramos como falla toda discrepancia entre los resultados esperados de un proyecto y los que en realidad se obtienen, y además nos tomamos el trabajo de medir cuidadosamente la posición, forma y condiciones de las estructuras terminadas, entonces la cantidad de fallas es muy grande. Con frecuencia ciertos desplazamientos indeseables, agrietamientos antiestéticos y algunas deformaciones inexplicables aparecen en las obras. En estos casos nos preguntamos si se trata de verdaderas fallas o de un comportamiento normal pero inesperado de la estructura.