La práctica curandera y la economía del cuidado comunitario

Abstract

In recent years, in Latin American countries and in Mexico in particular, healers, mainly midwives, have begun to organize themselves to make the importance of their practice visible, which has begun to have an effect on the vindication of their job. It is then that it is necessary to start systematizing and disseminating the experiences located to account for those mechanisms that continue to prevent a position of authority for women healers, who require freedom for their exercise since their learning and transmission are linked to a cultural heritage very broad on the construction of subjectivities necessary for the care of life. One of those mechanisms that persecute and limit these feminine practices is stigmatization and economic precariousness, understanding this last factor as the lack of establishment of the necessary conditions so that practitioners can exercise their practice in the logic of economic exchange and social recognition in the absence of previous forms of remuneration, such as reciprocity or prestige. The lack of definition of the healing practice in terms of being recognized as a job, brings it closer to the set of care exercises than to the repertoire of activities and tasks recognized as productive work. It is therefore necessary to listen to the new narratives of those who from the communities continue these practices in a context that has already been crossed by the discourses of neoliberal economics and development. Make visible other modalities of exchange and resistance.

En los últimos años, en países de América Latina y en México en particular, las curanderas, principalmente las parteras, han comenzado a organizarse para visibilizar la importancia de su práctica, lo que ha comenzado a tener efectos en la reivindicación de su oficio. Es entonces que se requiere de comenzar a sistematizar y difundir las experiencias situadas para dar cuenta de aquellos mecanismos que siguen impidiendo una posición de autoridad de las mujeres curanderas, quienes requieren libertad para su ejercicio ya que su aprendizaje y transmisión están ligados con un acervo cultural muy amplio sobre la construcción de subjetividades necesarias para el cuidado de la vida. Uno de esos mecanismos que persiguen y limitan estas prácticas femeninas, es la estigmatización y la precarización económica, entendiendo este último factor, como la falta del establecimiento de condiciones necesarias para que las practicantes puedan ejercer su práctica en la lógica de un intercambio económico y de reconocimiento social ante la ausencia de las formas anteriores de retribución, tales como la reciprocidad o el prestigio. La indefinición de la práctica curandera en cuanto a ser reconocida como un trabajo, la acerca más a el conjunto de ejercicios de cuidado que al repertorio de actividades y labores reconocidas como trabajo productivo. Es preciso entonces escuchar las nuevas narrativas de quienes desde las comunidades continúan dichas prácticas en un contexto que ya ha sido atravesado por los discursos de la economía neoliberal y del desarrollo. Visibilizar otras modalidades de intercambio y resistencia.