Hoof wear and growth were in balance. However, as soon as man began to use the horse for cargo transport and vehicle traction, the speed of hoof wear exceeded its renewal, with the consequent exposure of sensitive structures, which caused pain and lameness. Over time, the idea of protecting the supporting surface of the hoof with an arch-shaped iron structure that would be fixed with nails was developed. some types of lameness. For a horse to perform the work expected of it, its hooves must be healthy and for it to be profitable, they must be in perfect condition. This goal is achieved if the farrier designs and forges horseshoes to fit the hooves and fixes them with nails without causing injury. However, we must not forget that the hoof is a living structure (and, therefore, in growth) that when shod stops suffering wear, so at each change of horseshoe the hoof must be lowered to its normal proportions (Clakk James , 1782).
El desgaste y el crecimiento de los cascos se encontraban en equilibrio. Sin embargo, en cuanto el hombre comenzó a utilizar al caballo para el transporte de carga y la tracción de los vehículos, la velocidad de desgaste de los cascos superaba su renovación, con la consiguiente exposición de estructuras sensibles, que provocaba dolor y cojera. Con el paso del tiempo se desarrolló la idea de proteger la superficie de apoyo del casco con una estructura de hierro en forma de arco que se fijaría con clavos, pronto se observó la posibilidad de modificar las herraduras para lograr una buena sujeción del pie y aliviar algunos tipos de cojera. Para que un caballo desarrolle la labor que se espera de él, sus cascos deben mantenerse sanos y para que resulte rentable, deben estar perfectos. Este objetivo se logra si el herrador diseña y forja herraduras que se adapten a los cascos y las fija con clavos sin producir lesión alguna. Sin embargo, no debemos olvidar que el casco es una estructura viva (y, por lo tanto, en crecimiento) que al herrarse deja de sufrir desgaste, por lo que en cada cambio de herradura deberá rebajarse el casco a sus proporciones normales (Clakk James, 1782).
