Most of the research on the control of reproduction in mares has focused on the use of prostaglandins, due, among other things, to the fact that today these products are on the market for use in horse breeding. . Due to its annual reproductive pattern, the mare is called seasonal polyestrous. This is because sunlight (photoperiod) is necessary to exert an optical stimulus on the brain and stimulate or inhibit its reproductive (estrus) cycle. The peculiarities of the reproductive cycle of the mare make it one of the domestic animals with the most difficult reproductive management. It is important to mention that the mares that remain grazing only have a period of time in which they can be receptive to the stallion. The male woos the female for a longer period of time than he spends mounting her, which is generally less than a minute. In winter, the females enter a winter anestrus (absence of heat), due to the few hours of sunlight. This transition period varies between horse breeds. Each breed should have its own regulations for the beginning of the breeding season for mares; Of course, it should not coincide with this normal physiological period (winter anestrus), since it would imply frustration for owners and breeders who wish to serve their mares early. On the other hand, stabled mares have a different sexual behavior than those included in natural breeding programs. It has been established that these animals can reduce their fertility and reproductive efficiency by up to 47% if they do not have an adequate reproductive plan. For this reason, it is essential to know these behaviors, especially for sport mares that have great genetic value.
La mayor parte de las investigaciones sobre el control de la reproducción en las yeguas, se ha centrado alrededor del uso de las prostaglandinas, debido entre otros, a que hoy en día esos productos se encuentran en el mercado para ser usados en la cría de caballos. Por su patrón reproductor anual, la yegua es llamada poliéstrica estacional. Esto se debe a que la luz solar (fotoperíodo) es necesaria para ejercer un estímulo óptico sobre el cerebro y estimular o inhibir su ciclo reproductor (estral). Las peculiaridades del ciclo reproductor de la yegua la convierten en uno de los animales domésticos de más difícil manejo reproductivo. Es importante mencionar que las yeguas que permanecen en pastoreo sólo presentan un periodo de tiempo en el que pueden ser receptivas al semental. El macho corteja a la hembra por un periodo de tiempo mayor al que emplea en montarla, el cual, generalmente es menor de un minuto. En invierno, las hembras entran en un anestro (ausencia del celo) invernal, debido a las pocas horas de luz solar. Este periodo de transición varía entre razas de caballos. Cada raza debería tener sus propias normativas para el comienzo de la temporada de servicios de las yeguas; desde luego, que no coincida con este periodo fisiológico normal (anestro invernal), ya que implicaría una frustración para los propietarios y criadores que deseen servir a sus yeguas de forma temprana. En contraparte, las yeguas estabuladas tienen un comportamiento sexual diferente a las que están incluidas en programas de monta natural. Se ha establecido que estos animales pueden disminuir su fertilidad y eficacia reproductiva hasta un 47%, si no cuentan con un adecuado plan reproductivo. Por tal motivo, es fundamental conocer estos comportamientos, en especial para las yeguas de deporte que poseen gran valor genético.
