Canine distemper is a disease caused by a virus of the Morbillivirus genus of the Paramyxoviridae family. There is only one serotype of distemper virus, but there are virulent strains with biological differences. This disease is highly contagious, affects dogs and other carnivores, and is distributed worldwide. It is most often transmitted through contact with mucus and watery secretions from the eyes and nose of infected dogs. Contact with urine and feces of infected animals can also result in infection. Currently, canine distemper is considered the viral disease with the highest prevalence in dogs, since it presents 25 to 75% morbidity and 90% mortality. The pathogenesis of the disease leads the patient to manifest a state of immunodeficiency, which is considered the cardinal point of the disease. From day 9 post-inoculation, the severity of the disease is directly related to the immunological capacity of the organism to reject the virus. Approximately 50% of infected dogs have an adequate immune response, eliminating the virus by day 14 after infection and do not show clinical signs. The remaining 50% of dogs with distemper may present an intermediate immune response, in which the virus spreads from day 14 post-inoculation towards epithelial tissues and can affect the nervous system, viral persistence can be maintained for up to 60 days and the disease can evolve benignly or cause death.
El distemper canino es una enfermedad producida por un virus del género Morbillivirus de la familia Paramixoviridae. Existe un solo serotipo del virus del moquillo, pero hay cepas virulentas con diferencias biológicas. Esta enfermedad es altamente contagiosa, afecta a perros y a otros carnívoros, y se encuentra distribuido mundialmente. Se transmite con mayor frecuencia por medio del contacto con las mucosidades y las secreciones acuosas de los ojos y hocico de los perros infectados. El contacto con la orina y las heces de animales infectados puede resultar igualmente en infección. Actualmente se considera al distemper canino, como la enfermedad viral con más alta prevalencia en perros ya que presenta de 25 a 75% de morbilidad y 90% de mortalidad. La patogenia de la enfermedad conlleva al paciente a manifestar un estado de inmunodeficiencia, el cual se considera el punto cardinal de la enfermedad. A partir del día 9 pos-inoculación, la severidad de la enfermedad está directamente relacionada con la capacidad inmunológica del organismo para rechazar al virus. Aproximadamente el 5O% de los perros infectados, tienen una adecuada respuesta inmunológica, eliminando al virus el día 14 posterior a la infección y no manifiestan signos clínicos. El restante 50% de los perros con distemper pueden presentar una respuesta inmunológica intermedia, en los cuales el virus se disemina a partir del día 14 pos-inoculación hacia tejidos epiteliales y puede afectar al sistema nervioso, la persistencia viral puede mantenerse hasta por 60 días y la enfermedad puede evolucionar de forma benigna o producir la muerte.
