The testicles are the primary sexual organs whose main functions are the production of sperm (exocrine function) and the production of steroid hormones (endocrine function) (Galina, 1991). Within current intensive agriculture, based on synthetic fertilizers, the importation of seeds and the indiscriminate use of pesticides, we find intensive livestock farming, in which animals are raised in small spaces, overfeeding them through concentrated feed and subjecting them to intensive medication, both preventive and symptomatic (Suárez and López, 1997). In this context, traditional genetic selection based on crosses between different breeds of the same species has been enormously transformed in recent decades by artificial insemination techniques, which make sexual mating unnecessary and consist of the artificial ejaculation of the sperm of a stallion and its subsequent pipetting in females capable of developing pregnancy. A good stallion, chosen based on his qualities, can provide up to 40,000 loads of semen per year; and since the sperm is frozen, it can even be transported internationally, any producer today has the opportunity to genetically "improve" his cattle, no matter how isolated they may be. In some countries of the European Economic Community, there are no more than 5,000 bovine stallions, compared to about five million cows (Suárez and López, 1997), which reflects the importance that developed countries attribute to assisted reproduction techniques like the A.I. An artificial vagina (VG), an electro-ejaculator (EE), or finger massage is used in domestic animal semen collection (McDonald, 1991).
Los testículos son los órganos sexuales primarios que tienen como funciones principales la producción de espermatozoides, (función exocrina) y la producción de hormonas esteroides, (función endocrina) (Galina, 1991). Dentro de la agricultura actual de carácter intensivo, basada en los abonos sintéticos, la importación de semillas y el uso indiscriminado de plaguicidas, hallamos la ganadería intensiva, en la que se cría a los animales en espacios reducidos, sobrealimentándolos a través de piensos concentrados y sometiéndolos a una medicación intensiva tanto de carácter preventivo como sintomático (Suárez y López, 1997). En este marco, la selección genética tradicional a base de cruzamientos entre distintas razas de una misma especie ha sido transformada enormemente en los últimos decenios por las técnicas de inseminación artificial, que hacen innecesario el apareamiento sexual y consisten en la eyaculación artificial del esperma de un semental y su posterior pipeteado en hembras con capacidad de desarrollar la gestación. Un buen semental, escogido en función de sus cualidades, puede proporcionar hasta 40,000 cargas de semen por año; y como el esperma se congela, puede trasladarse incluso internacionalmente, cualquier productor tiene hoy la oportunidad de «mejorar» genéticamente su ganado por muy aislado que se encuentre. En algunos países de la Comunidad Económica Europea, existen no más de 5,000 sementales de vacuno, frente a unos cinco millones de vacas (Suárez y López, 1997), lo que refleja la importancia del que atribuyen los países desarrollados a las técnicas de reproducción asistida como la I.A. En la colección de semen de los animales domésticos se emplea una vagina artificial (VG), un electroeyaculador (EE) o masaje digital (McDonald, 1991).