After the Second World War, capitalism seemed to be the computer of a world that could not find valid arguments to explain a past in which, in the name of nationalism and democracy, millions of lives had been exterminated in Europe during the first half of the century. xx. The capitalist economic model was assumed as an expanding hegemonic system with the capacity and vocation to interfere in political, social and educational issues. This is how North American capitalism became present in Latin American countries. On the contrary, socialism was assumed as the ideology of equality and found one of its most fertile territories in Latin America. In some cases, the left of the continent took the socialist ideal as a banner of struggle and opted for the possibility of establishing a more egalitarian society. From that struggle between two economic systems, capitalism and socialism, the historical evolution of the 20th century developed in a constant dilemma that influenced the course of Latin American events. This was due to the fact that the world had been divided into said economic modes and Latin America was in the crosshairs of both. Politically, the tension between east and west fractured the development of Latin American political systems because it was determined by foreign interests. Together, these problems marked the level of development of the so-called third world countries. Under this state of affairs, it is not surprising to affirm that the ideological legitimacy of the revolutionary struggles in Latin America during the second half of the 20th century was as profound as the problems of poverty and social inequality. That situation was framed by the constant tension between capitalism and socialism, in addition to the existence of authoritarian governments and the increasing establishment of military dictatorships.
Tras la segunda guerra mundial, el capitalismo parecía ser el ordenador de un mundo que no encontraba argumentos válidos para explicar un pasado en el que, en nombre del nacionalismo y la democracia, se habían exterminado millones de vidas en Europa durante la primera mitad del siglo XX. El modelo económico capitalista se asumió como un sistema hegemónico en expansión con la capacidad y la vocación de interferir en cuestiones políticas, sociales y educativas. Así fue como el capitalismo norteamericano se hizo presente en los países latinoamericanos. Por el contrario, el socialismo se asumió como la ideología de la igualdad y encontró uno de sus territorios más fértiles en América Latina. En algunos casos, la izquierda del continente tomó como bandera de lucha el ideal socialista y apostó por la posibilidad de establecer una sociedad más igualitaria. A partir de aquella pugna entre dos sistemas económicos, el capitalismo y el socialismo, el devenir histórico del siglo XX se desarrolló en una constante disyuntiva que influyó en el rumbo del acontecer latinoamericano. Ello se debió a que el mundo había sido dividido en dichos modos económicos y América Latina se encontraba en la mira de ambos. Políticamente, la tensión entre este y oeste fracturó el desarrollo de los sistemas políticos latinoamericanos debido a que estuvo determinado por intereses extranjeros. En conjunto, estos problemas marcaron el nivel de desarrollo de los países denominados del tercer mundo. Bajo este estado de cosas, no resulta sorprendente afirmar que la legitimidad ideológica de las luchas revolucionarias en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX fue tan profunda como los problemas de la pobreza y desigualdad social. Aquella situación estuvo enmarcada por la constante tensión entre el capitalismo y socialismo, además de la existencia de gobiernos autoritarios y la creciente instauración de dictaduras militares.
