The educational conditions in Mexico in the first decade of the 20th century bring to light that three quarters of the population in the country were illiterate, a situation inherited from the Porfirian government, which shows that education was only available to the middle and upper class, and limited almost exclusively to the inhabitants of the main cities of the country, forgetting the rural population, both peasants and indigenous, sectors that if they received any type of instruction, most of the time it was provided by the schools founded by the parish of the town to which they belonged. And although the education of the time was considered modern and liberal, in general terms it was dominated by the Mexican clergy. Therefore, when the 1910 revolution broke out, it was gestated by a marginalized population, the vast majority of whom were illiterate, and who were unaware of their most basic rights. To which must also be added, that due to the revolutionary movement the percentage of illiteracy grew. It is then from the armed rebellion of 1910, that without having an established plan to follow, in the heat of the aforementioned revolutionary struggle, they begin to show demands regarding aspects such as granting and restitution of land to peasants; political rights for citizenship and the creation of schools, that is, the popularization of elementary education. As expected, in this period of social instability, the objectives aimed at raising the culture of the Mexican people through the restructuring of public education were not achieved.
Las condiciones educativas en el México de la primera década del siglo XX, sacan a relucir que tres cuartas partes de la población en el país eran analfabetas, situación heredada del gobierno porfirista, lo cual pone en evidencia que la educación sólo estaba al alcance de la clase media y alta, y limitada casi exclusivamente a los habitantes de las principales ciudades del país, olvidándose de la población rural tanto campesina como indígena, sectores que si llegaban a recibir algún tipo de instrucción, la mayoría de las veces era la proporcionada por las escuelas fundadas por la parroquia del poblado al que pertenecían. Y aunque se consideraba a la enseñanza de la época como moderna y de corte liberal, en términos generales se encontraba dominada por el clero mexicano. Por lo que al estallar la revolución de 1910, esta fue gestada por una población marginada, que en su gran mayoría era analfabeta, y que desconocía sus derechos más elementales. A lo que también ha de agregarse, que debido al movimiento revolucionario el porcentaje de analfabetismo creció.Es entonces a partir de la rebelión armada de 1910, que sin tener un plan establecido a seguir, al calor de la mencionada lucha revolucionaria, comienzan a mostrarse las demandas respecto a aspectos como la dotación y restitución de tierras a los campesinos; los derechos políticos para la ciudadanía y la creación de escuelas, es decir la popularización de la educación elemental. Como era de esperarse, en este periodo de inestabilidad social, no se realizaron los objetivos destinados a elevar la cultura del pueblo mexicano mediante la reestructuración de la educación pública.
