La Nueva Jerusalén michoacana (1973-2008)

Abstract

In the early sixties of the last century , Vatican II marked the beginning of a transformation of the Catholic Church worldwide. This process also affected the Mexican Catholic Church, which was already brewing within certain changes, such as greater openness to the secular world, the resumption of well - conditional - if relations with the state and a greater interest in the social question . This because of the economic, political and social situation of Mexico in those years , and international events of the time , such as the Cuban Revolution. From 1959 to 1968 he lived in Mexico and in the western world , a strong anti-communist climate in our country intensified by the fact of being in a region conducive to the popular rebellions of this kind. The triumph of Fidel Castro in 1959 and his enmity towards the Cuban church , exacerbated the fear of the Latin American church hierarchies . In Mexico , the Church especially feared the return of the era of persecution , but was aware that this time the enemy was not the regime of the Mexican Revolution , but an external element so they began to see the possibility of filing alliance with the State , to eliminate these strange Mexican nationalist project conception then support ecclesial agents.

En la década de los sesentas del siglo pasado, el Concilio Vaticano II marcó el inicio de un proceso de transformación de la Iglesia Católica a nivel mundial. Este proceso afectó también a la Iglesia Católica mexicana, que ya venía gestando en su interior ciertos cambios, tales como una mayor apertura al mundo secular, la reanudación de las relaciones -si bien condicionales- con el Estado y un mayor interés por la cuestión social. Ello en razón de la situación económica, política y social del México de esos años, y de los acontecimientos internacionales de la época, como la Revolución Cubana. De 1959 a 1968 se vivió en México y en el mundo occidental, un fuerte clima anticomunista intensificado en nuestro país por el hecho de situarse en una región propicia para las rebeliones populares de este tipo. El triunfo de Fidel Castro en 1959 y su enemistad para con la Iglesia cubana, exacerbaron el temor de las jerarquías eclesiásticas latinoamericanas. En México, la Iglesia temió especialmente el regreso de la época de la persecución, aunque estaba consciente de que esta vez el enemigo no era el régimen de la Revolución Mexicana, sino un elemento externo por lo que se comenzó a ver la posibilidad de entablar una alianza con el Estado, para eliminar estos agentes extraños al proyecto nacionalista mexicano entonces compatible con la concepción eclesial.