The Brotherhoods religious foundations have a long medieval tradition, based on the representation and corporatism . Its members arranged a system of charges reproduced in small companies, even when studies have focused on the guilds of Indians, the Spanish ones are an extension of the Iberian tradition , and thus are representative of institutions that cater to the American reality in the colonial period. The capital of the ancient bishopric of Michoacan, Valladolid, was the origin of the dispute between a Creole and other Spanish brotherhood that came into dispute over the exercise of symbolic power and social recognition. In a review of documents between 1696 and 1800 we reconstructed the system of the stewards who took care of their property, as well as public appearances, and the constant confrontation that lived. Faced with the constant attacks of the Spanish Brotherhood of Our Lady of the Rosary , the Creole brotherhood Santa Vera Cruz said the benefits had bought with public works of charity, and asserted the power of individual members that were involved, and carrying civil charges as Alferez Real, Alcalde mayor, Alcalde Mayor en segundo grado and others. Opposite, impoverished, ruined and marked by public contempt, the Confraternity of the Rosary had to attend to an audit that rocked their finances and logic resulted in the loss of status and patronage of the bishopric. In this dispute between Creole and Spanish, we recognize the names of well-known families in the Insurgent Mexico: Garcia Obeso , Michelena , Iturbide , Huarte and Foncerrada .
Las fundaciones religiosas del tipo de la Cofradía tienen una larga tradición medieval que se sustenta en la representación y el corporativismo. Sus miembros dispusieron de un sistema de cargos que reprodujo sociedades en pequeño; aun cuando los estudios se han centrado en las cofradías de indios, las de españoles son una extensión de la tradición ibérica, y por ello son representativas de instituciones que se adaptan a la realidad americana en el periodo virreinal. La capital del antiguo obispado de Michoacán, Valladolid, fue la cuna de la disputa entre una cofradía criolla y otra española que se entraron en disputa por el ejercicio de un poder simbólico y reconocimiento social. En una revisión a los documentos comprendidos entre 1696 y 1800 reconstruimos el sistema de encargaturas de los mayordomos que se hicieron cargo de sus bienes, así como de sus apariciones públicas, así como de la constante confrontación que vivieron. Frente a los constantes ataques de la cofradía española de Nuestra Señora de El Rosario, la cofradía criolla de la Santa Vera Cruz sostuvo los beneficios que había comprado con obras públicas de caridad, e hizo valer el poder individual de los miembros que la integraban, y que portaban cargos civiles como el de Alferez Real, Alcalde mayor, Alcalde en Segundo Grado y otros. Frente a ella, empobrecida, arruinada y marcada por el desprecio público, la cofradía de El Rosario tuvo que atender a una auditoria que sacudió sus finanzas y tuvo como consecuencia lógica la pérdida del estatus y favoritismo del obispado. En esta disputa entre criollos y españoles, reconocemos los apellidos de familias bien conocidas en el México Insurgente: García de Obeso, Michelena, Iturbide, Huarte y Foncerrada.
