This research analyzes the 2013 educational reform as the largest legislative change that the education sector has undergone in the last fifty years, addresses the constitutional reform and three laws that together profoundly altered the balance of power in education; as well as the framework of rights of the different actors that made it up. Starting from the fact that the concerns and urgencies to change education and educational systems have increased in recent years, at the same time that they have increased in tone; Such concerns and urgencies translate into more and greater demands and demands on schools at all educational levels, the school being the unit of any educational system. In almost all the countries of Latin America, since the end of the eighties of the twentieth century, the problems of education became more manifest, mainly the poor quality of educational results, the growing educational lag evidenced by the high rates of disapproval and desertion, especially of the most vulnerable populations, and the recognition of the unequal distribution of the quality of the educational offer among different social groups as one of the causes of educational deterioration, In this context, educational systems entered complex processes of reform of education and their educational systems, however, the distinction between educational reform and reform of educational systems is not trivial. The first refers essentially to the transformation of the curriculum and the renewal of pedagogical approaches to conduct the learning and teaching processes; For its part, the reform of educational systems has to do with changes in the institutional management of the educational system as a whole and of the school in particular.
La presente investigación analiza la reforma educativa de 2013 como el cambio legislativo de mayor magnitud que ha sufrido el sector educativo en los últimos cincuenta años, aborda la reforma constitucional y de tres leyes que en conjunto alteraron profundamente los equilibrios de poder en la educación; así como el marco de derechos de los distintos actores que la integraron. Partiendo de que las preocupaciones y urgencias por cambiar la educación y los sistemas educativos se han incrementado en los últimos años, a la vez que han ido aumentando de tono; tales preocupaciones y urgencias se traducen en más y mayores demandas y exigencias a las escuelas de todos los niveles educativos, siendo la escuela la unidad de cualquier sistema educativo. En casi todos los países de América Latina, desde finales de la década de los ochenta del siglo veinte, los problemas de la educación se hicieron más manifiestos, principalmente la mala calidad de los resultados educacionales, el rezago educativo creciente evidenciado por las altas tasas de reprobación y deserción, sobre todo de las poblaciones más vulnerables, y el reconocimiento de la desigual distribución de la calidad de la oferta educativa entre distintos grupos sociales como una de las causas del deterioro educativo, En este contexto, los sistemas educativos ingresaron a complejos procesos de reforma de la educación y de sus sistemas educativos, sin embargo, la distinción entre reforma de la educación y reforma de los sistemas educativos no es trivial. La primera se refiere en esencia a la transformación del currículo y a la renovación de los enfoques pedagógicos para conducir los procesos de aprendizaje y enseñanza; por su parte, la reforma de los sistemas educativos tiene que ver con los cambios en la gestión institucional del sistema educativo en su conjunto y de la escuela en particular.