Historically the valley of Tarimbaro-Querendaro has been an important agricultural producer for the city of Morelia and surrounding areas. After the Spanish arrived, a system of latifundium was established and it defined the way of life of the inhabitants, their social practices, infrastructure, architecture, etcetera. The relationships of power that operated in the territory gave it structure according to this form of production. The government support to de owners of the big properties allowed them to keep increasing them, depriving the peasants of their land, pushing them to work for the haciendas under punishments, work for paying debt and other kinds of abuse. The Mexican Revolution rearranged the relationships of power, the peasants and land workers were attracted to the armed conflict with promise of land, once it was over, the land distribution was the way to fulfill it. The government then favored them and left the owners of the haciendas aside. A legal and institutional framework was created to take land from the haciendas and give it to the peasants and the ejidos were created, land property of the nation but granted to groups of peasants to work them. In this study Claude Raffestin’s proposition was considered a great option to analyze the territory, based on three structural elements: nodes, which in this case are the human settlements; meshes, the surface property of the haciendas, and the networks, that in this study are the hydraulic and transport infrastructure. The change in the relationships of power, or field of power, after the Mexican Revolution brought transformations to these three elements; the meshes were divided, taking the hacienda dominion over the resources and the force of labor, leading them to decay.
El territorio del Valle de Tarímbaro-Queréndaro históricamente ha sido un importante productor agrícola para la ciudad de Morelia y alrededores. Tras la llegada de los españoles se estableció en él un sistema de latifundios que definió la forma de vida de sus habitantes, sus prácticas sociales, infraestructura, arquitectura, etc. Las relaciones de poder que operaban en el territorio lo estructuraron de acuerdo con esta forma de producción, el apoyo del gobierno a los hacendados aumentó cada vez más el tamaño de las propiedades despojando a los campesinos, orillándolos a emplearse en las haciendas y verse sometidos a castigos, peonaje por deudas y otros abusos. La Revolución Mexicana reorganizó las relaciones de poder, los campesinos y jornaleros fueron atraídos a la lucha armada con promesas de tierra y una vez que terminó, el reparto agrario fue la manera de cumplirlo. El gobierno los favoreció entonces y dejó a los hacendados de lado, se creó un marco legal e institucional para instrumentalizar la dotación de tierras a costa de las haciendas y se crearon los ejidos, tierras propiedad de la nación concedidas a grupos de campesinos a título comunal para su usufructo. En este estudio se retomó la propuesta de Claude Raffestin para analizar el territorio a partir de tres elementos estructurales, los nodos, que en este caso son los asentamientos humanos; las mallas, que son las superficies de las haciendas y las redes, que se constituyen por la infraestructura, en este estudio tomando la hidráulica y de transporte. El cambio en las relaciones de poder, o campo de poder, tras la Revolución provocó transformaciones en estos tres elementos. Las mallas se partieron, lo que quitó a las haciendas su dominio sobre los recursos y la fuerza de trabajo, conduciéndolas a su declive y decadencia.