Betting on the possibility and need of subjectivity in childhood outside of sexual determination is the objective of this work. Think about the birth and development of bodies outside scientific, moral, mercantile, pedagogical, political, etc. determinisms which reduces them to what is between their legs, represents a means to denounce that what has been made us consider as the base element of which abbreviates the truth of who we are, of our identity: sex, is a construct that guarantees the production and governance of the bodies by the prevailing political dynamics. From the hand of Paul B. Preciado, this text shows how the sexualization of bodies from birth is the foundational act that enables the development of a wide range of violence that swarm in contemporary societies, at the same time, it shows how the possibility of organizing the bodies, confiscated by sexuality, reveals the performance and prosthetic abilities of the epistemic frames used in the intellection and restraint of the bodies, as well as the ways by which they can be appropriated by anybody. Birth and the subsequent stage of life thus represent a key space of resistance to sexual violence, to the extent that, through the concept of the Body without organs, childhood reveals its particular power for the construction of an experimental ethic where no model can display its hegemony.
Apostar por la posibilidad y necesidad de la subjetividad en la infancia por fuera de la determinación sexual, es el objetivo del presente trabajo. Pensar el nacimiento y desarrollo de los cuerpos por fuera de los determinismos científicos, morales, mercantiles, pedagógicos, políticos, etc. que los reduce a lo que hay entre sus piernas, representa un medio para denunciar que aquello que se nos ha hecho considerar como el elemento base del que abreva la verdad de quienes somos, de nuestra identidad: el sexo, es un constructo que garantiza la producción y gobierno de los cuerpos por parte de la dinámica política imperante. De la mano de Paul B. Preciado, este texto muestra cómo la sexualización de los cuerpos desde el nacimiento es el acto fundacional que posibilita el desarrollo de una amplia gama de las violencias que pululan en las sociedades contemporáneas, a la vez, muestra cómo la posibilidad de organizar los cuerpos, confiscada por la sexualidad, revela las capacidades performáticas y prostéticas de los marcos epistémicos utilizados en la intelección y sujeción de los cuerpos, así como las vías por medio de las cuales éstas pueden ser reapropiadas por cualquier cuerpo. El nacimiento y la etapa de vida subsiguiente representan así un espacio clave de resistencia frente a la violencia sexual, en la medida en la que, a través del concepto del Cuerpo sin órganos, la infancia revele su particular poder para la construcción de una ética experimental donde ningún modelo pueda desplegar su hegemonía.
