Plants and animals have developed several defense mechanisms against pathogens. One such mechanism is the immune system plays physiological function to protect the host against infection and remove foreign substances (Abbas et al., 2002). In higher organisms, particularly in mammals, the immune system has traditionally been divided into innate immunity and acquired immunity, where the main differences lie in the mechanisms and types used for antigen recognition receptors (Hernández et al., 2001). Innate immunity is the first line of defense against pathogens (Janeway et al., 2001), also considered the mechanism of phylogenetically oldest defense present in all multicellular organisms (Boulanger et al., 2002). In contrast to innate immunity, acquired immunity has mechanisms more evolved defense, as is the specificity of macromolecules, the ability to "remember" and respond with greater intensity after each exposure to them (Abbas et al., 2002). The plants are able to withstand attack by pathogens, responding with a local or systemic defense that prevents or suppresses the infection, providing resistance to subsequent infections by the same pathogen or related issues. The pathogen causes rapid responses such as: a flow of ions, activation of kinase cascades and the generation of reactive oxygen species (ROS English Reactive Oxygen Species), while the response of late defense causes: induction hypersensitive response (HR, English hypersensitive response), a localized form of programmed (PCD English Program cell death) cell death delimited by the extension of the pathogen, followed by a booster of the cell walls, and production of antimicrobial compounds such as defense proteins and phytoalexins (Montesano et al., 2003).
Las plantas y los animales han desarrollado varios mecanismos de defensa contra los microorganismos patógenos. Uno de estos mecanismos es el sistema inmune que desempeña la función fisiológica de proteger al hospedero contra infecciones y eliminar sustancias extrañas (Abbas et al., 2002). En organismos superiores, particularmente en los mamíferos, el sistema inmune tradicionalmente se ha dividido en inmunidad innata e inmunidad adquirida, donde las principales diferencias radican en los mecanismos y los tipos de receptores usados para el reconocimiento antigénico (Hernández et al., 2001). La inmunidad innata constituye la primera línea de defensa contra microorganismos patógenos (Janeway et al., 2001), así mismo se considera el mecanismo de defensa filogenéticamente más antiguo presente en todos los organismos multicelulares (Boulanger et al., 2002). En contraposición con la inmunidad innata, la inmunidad adquirida presenta mecanismos de defensa más evolucionados, como lo es, la especificidad de macromoléculas, la capacidad para "recordarlas" y responder con una mayor intensidad tras cada exposición a las mismas (Abbas et al., 2002). Las plantas son capaces de resistir el ataque por patógenos, respondiendo con una defensa local o sistémica que previene o reprime la infección, proporcionando resistencia a subsecuentes infecciones por el mismo patógeno u otros relacionados. El patógeno provoca respuestas rápidas como: un flujo de iones, activación de las cascadas de cinasas y la generación de especies reactivas de oxígeno (ROS, del inglés Reactive Oxygen Especies), en tanto que la respuesta de defensa tardía provoca: la inducción de la respuesta hipersensible (HR, del inglés Hypersensitive Response), una forma localizada de muerte celular programada (PCD, del inglés Program Cell Death) delimitada por la extensión del patógeno, seguida de un refuerzo de las paredes celulares, y producción de compuestos antimicrobianos como las proteínas de defensa y fitoalexinas (Montesano et al., 2003).