The vernacular dwelling, as well as being shown as a component of the built environment, can be interpreted as a physical testimony that safeguards the daily life of a complex historical and social structure, as well as a dialogue between the inhabitants and the natural environment. The constructive analysis allows us to understand from its materiality the knowledge and conditions that shaped it and allowed it to operate in a certain way in a specific space. In this sense, this work critically addresses the conservation of an early 20th century troje in the community of Analco-Chancuagco, Ixtacamaxtitlán, Puebla. Named for the present work: Troje de Tateno, due to the Nahuatl toponym that describes the condition of its location. The troje has been a local testimony of a rural landscape of Mesoamerican heritage in which converge practices, knowledge, customs and traditions. Today the Troje lives a process of transformation and adaptation to the demands of contemporaneity and the needs of its new inhabitants, so it is proposed that this adaptation can be addressed from the design of a restoration project that supports a project of adaptive reuse that respects and protects the historical nature of the building while integrating it into the current life.
La vivienda vernácula además de mostrarse como un componente del entorno edificado, puede ser interpretada como un testimonio físico que salvaguarda la cotidianidad de una estructura histórica y social compleja, así como un diálogo de los habitantes con el medio natural. El análisis constructivo permite entender a partir de su materialidad los saberes y condiciones que le dieron forma y que permitieron que operara de cierta manera en un espacio específico. En ese sentido, este trabajo aborda de manera crítica la conservación de un troje de principios del siglo XX en la comunidad de Analco-Chancuagco, Ixtacamaxtitlán; Puebla. Nombrado para el presente trabajo: Troje de Tateno, por el topónimo náhuatl que describe la condición de su ubicación. El troje ha sido testigo local de un paisaje rural de herencia mesoamericana en el que convergen prácticas, saberes, costumbres y tradiciones. Hoy en día el troje vive un proceso de transformación y adaptación a las demandas de la contemporaneidad y las necesidades de sus nuevos habitantes, por lo que se propone que esta adaptación puede ser atendida desde el diseño de un proyecto de restauración que respalde un proyecto de reutilización adaptativa que respete y vele la naturaleza histórica del inmueble a la vez que lo integre a la vida actual.