Human trafficking is a crime closely linked to gender violence, since this element places women in a vulnerable situation to become victims of traffickers for the purposes of sexual exploitation. This modality remains in force due to the demand from consumers, the vast majority of whom turn out to be men, a consequence of the objectification of women's bodies by the sexist culture present in society, which also facilitates their commercialization through use of technology. On the other hand, there are social, economic and cultural factors such as poverty, migration, gender gaps, violence, among others, that bring women closer to human trafficking networks.
La trata de personas resulta un delito estrechamente vinculado con la violencia de género, pues este elemento posiciona a las mujeres en una situación de vulnerabilidad para convertirse en víctimas de los tratantes con fines de explotación sexual. Dicha modalidad continua vigente debido a la demanda por parte de los consumidores, que en su gran mayoría resultan ser hombres, consecuencia de la cosificación de sus cuerpos de las mujeres por la cultura machista presente en la sociedad, que además facilita su mercantilización a través del uso de la tecnología. Por otra parte, existen factores sociales, económicos y culturales como la pobreza, la migración, las brechas de género, la violencia, entre otros, que acercan a las mujeres a redes de trata de personas.