El conjunto conventual de San Francisco Tzintzuntzan en la época virreinal 1525-1766

Abstract

Since the early years of the arrival of Franciscans to Michoacan, the convent and chapel of Santa Ana of Tzintzuntzan became the operations center for evangelization and spreading of Catholicism in the province of Michoacan, becoming head of the Custody of San Pedro and San Pablo. However, with the change of the provincial headquarters to Valladolid in 1565 and the dissolution of his novitiate in 1622, the monastery complex of Tzintzuntzan was losing importance, although it retained a say in the chapters of the order and its symbolic status for having was the first of the Michoacan province. In his doctrine he remained as space and imaginary of the most important practices of society center. Although the population experienced a decline due to ongoing epidemics and migration, society, supported by some of the friars who lived in the convent, they struggled to maintain the rights and privileges of the city, the Catholic religion and social cohesion through the brotherhoods, in addition to material works of importance in the late sixteenth century, early seventeenth and mid-eighteenth, some of which have reached our days.

Desde los primeros años de la llegada de los franciscanos a Michoacán, el convento y capilla de Santa Ana de Tzintzuntzan se convirtieron en el centro de operaciones para la evangelización y difusión del catolicismo en la provincia de Michoacán, llegando a convertirse en la cabeza de la custodia de San Pedro y San Pablo. Sin embargo, con el cambio de la sede provincial a Valladolid en 1565 y con el retiro de su noviciado en 1622, el conjunto conventual de Tzintzuntzan fue perdiendo importancia, aunque conservó voz y voto en los capítulos de la orden y su estatus simbólico por haber sido el primero de la provincia michoacana. En su doctrina se mantuvo como el centro espacial e imaginario de las prácticas más importantes de la sociedad. A pesar de que la población experimentaba una merma debido a las constantes epidemias y migraciones, la sociedad, con apoyo de algunos de los frailes que habitaron su convento, lucharon por mantener los privilegios y prerrogativas de la ciudad, el culto católico y la cohesión social por medio de las cofradías, además de realizar obras materiales de importancia a finales del siglo XVI, principios del XVII y mediados del XVIII, algunas de las cuales han llegado a nuestros días.