Migration as a human contingent movement occurs in response to growing needs and / or shortages of survival opportunities in the place of origin. This arises as a result of an unequal integration of this social set into the total productive system. It is a process within the general framework of capitalist production relations, where resources - in this case the labor force - are redistributed to meet the demands of increased accumulation, among which is the availability of surpluses of workforce. That is, in the background, the phenomenon of migration associated with the conditions of underdevelopment in Mexico. For example, the low wages paid in our country feed a demand as persistent as insatiable, cheap labor from the United States. Therefore, studying or trying to understand this phenomenon - which has involved millions of Mexicans for more than 100 years - is as complicated as studying or trying to understand Mexican underdevelopment. In particular, in the case of migration from Mexico to the United States, we face an economic, social and cultural phenomenon. These are two economies that are de facto functioning in a complementary way and whose employment supply and demand are known to be synergistic, historical and structural synergies. Of course, the intensity has varied with the economic, social and political conjunctures, but if something has characterized this phenomenon is its persistence. From the 1990s it appeared that Mexican migration to the United States was to be politically and politically detained, however, in the last 10 years we have seen more migratory flows of Mexicans to that country.
La migración como movimiento de contingentes humanos se da como respuesta a crecientes necesidades y/o escasez de oportunidades de supervivencia en el lugar de origen. Esto surge como resultado de una integración desigual de ese conjunto social al sistema productivo total. Se trata de un proceso inserto en el marco general de las relaciones capitalistas de producción, donde los recursos –en este caso la fuerza de trabajo- son redistribuidos para cumplir las exigencias de la acumulación ampliada, entre los que se cuenta la disponibilidad de excedentes de mano de obra. Es decir, en el fondo, el fenómeno de la migración asociado a las condiciones del subdesarrollo de México. Por ejemplo los bajos salarios que se pagan en nuestro país alimentan una demanda tan persistente como insaciable, de mano de obra barata desde Estados Unidos. Por lo tanto, estudiar o tratar de entender este fenómeno –que ha involucrado a millones de mexicanos por más de 100 años- es tan complicado como lo es estudiar o tratar de entender el subdesarrollo mexicano. De manera particular, en el caso de la migración de México hacia Estados Unidos, estamos ante un fenómeno económico, social y cultural. Se trata de dos economías que de facto funcionan de manera complementada y cuya oferta y demanda de empleo conoce sinergias inocultables, históricas y estructurales. Desde luego, la intensidad ha variado con las coyunturas económicas, sociales y políticas, pero si algo ha caracterizado a este fenómeno es su persistencia. A partir de la década de 1990 parecía que la migración mexicana a Estados Unidos iba a ser detenida de manera política y policíaca, sin embargo, en los últimos 10 años observamos flujos migratorios más nutridos de mexicanos hacia aquel país.
