The Enlightenment spread the idea that education was the way to achieve progress, through the modification of the cultural status of people. The social and political events associated with the French Revolution motivated the emergence of nationalistic sentiments in Europe and later in America, which placed the teaching of history and civic principles in an important place within education driven by national states. After independence, the Mexican state felt the need to transfer the loyalty that had previously been directed towards the Crown to the new institutions. In this way, he sought to foster among Mexicans the attachment to the nation, that is to say, the "collective feeling of belonging to a social space determined by frontiers." Soon, an incipient nationalism manifested in the special attention that the State granted to the Education as the principal means of instilling among the Mexicans basic ideas concerning the system of government and the fundamental laws under which the new nation was governed. Nationalism as an artificial product has to be generated by the intentional action of education promoted and supervised by the State, through which it promotes civic worship to patriotic symbols and heroic figures. The school "has historically been the most important socialization apparatus used by the state to foster national identity, through the use of language, love and respect for the homeland, the management of an" official history, The knowledge of the national geography and of the customs and traditions that characterize it.
La Ilustración difundió la idea de que la educación era el camino que permitiría lograr el progreso, a través de la modificación del estado cultural de las personas. Los acontecimientos sociales y políticos asociados con la Revolución Francesa motivaron el surgimiento de sentimientos nacionalistas en Europa y posteriormente en América, lo que colocó a la enseñanza de la historia y de principios cívicos en un lugar importante dentro de la educación impulsada por los estados nacionales. Después de la independencia, el Estado mexicano sintió la necesidad de trasladar la lealtad que antes iba dirigida hacia la Corona a las nuevas instituciones. De esta manera, buscó fomentar entre los mexicanos el apego a la nación, es decir, el "sentimiento colectivo de pertenencia a un espacio social determinado por fronteras. Pronto comenzó a surgir un nacionalismo incipiente manifestado en la atención especial que el Estado otorgó a la educación como el medio principal para inculcar entre los mexicanos ideas elementales referentes al sistema de gobierno y las leyes fundamentales bajo las cuales se regía la nueva nación. El nacionalismo como producto artificial tiene que generarse mediante la acción intencionada de la educación promovida y supervisada por el Estado, por medio de la cual fomenta el culto cívico a los símbolos patrios y a las figuras heroicas. La escuela" ha sido históricamente, el aparato de socialización más importante de que se vale el Estado para fomentar la identidad nacional, a través del uso del idioma, el amor y respeto a la patria, el manejo de una "historia oficial'", el conocimiento de la geografía nacional y de las costumbres y tradiciones que la caracterizan.
