In Mexico , for a long time , the Catholic Church succeeded in acquiring immense economic , political and social power, which was an obstacle in the process of state-building and the construction of a national identity in the early twentieth century. Therefore, the revolutionary governments considered to reduce the ideological , social and political power of the clergy by implementing educational policies secular type , a chord society became possible with Western countries , ie prototypes of modern times . The Mexican Catholic Church had a free position of rebellion against the armed conflict in 1910 , while the fight lasted supported conservative groups , this will caused a confrontation with revolutionary governments . Following enactment of the 1917 Constitution , the State- Church deeply deteriorated by the contents of some articles of the Constitution ; especially the 3rd Constitution, which established normo and secular education in Mexico , 1 5th which abolished monastic vows and religious orders ; the 27th that the Church forbade owning or managing property and ; 130 which gave the government the right to intervene in matters of religion and external discipline and limited the political participation of the ministers of the clergy; these items were cataloged by the Church hierarchy as oppressive and largely became the source of the same religious conflict that led to the Cristero movement . Thus, during the second decade of the twentieth century , the revolutionary governments were proposed to erect a new national project that could potentially address , inter alia, the inherited divisions of the armed movement .
En México, durante mucho tiempo, la Iglesia católica logró adquirir un inmenso poder económico, político y social, lo cual constituyó un obstáculo en el proceso de la consolidación del Estado así como la construcción de una identidad nacional en las primeras décadas del siglo XX. Por ello, los gobiernos posrevolucionarios consideraban que al disminuir el poder ideológico, social y político del clero mediante la implementación de políticas educativas de tipo laico, se hacía posible una sociedad más acorde con los países occidentales, es decir, prototipos de los tiempos modernos. La Iglesia católica mexicana había tenido una posición franca de rebeldía frente al conflicto armado de 1910, mientras duró la lucha apoyó a los grupos conservadores, esto le ocasionó un enfrentamiento con los gobiernos revolucionarios. Al promulgarse la Constitución de 1917, la relación Estado-Iglesia se deterioró profundamente por los contenidos de algunos artículos de la Carta Magna; especialmente el 3º Constitucional, que normó y estableció la educación laica en México;1 el 5º que suprimió los votos monásticos y las órdenes religiosas; el 27º que prohibió a la Iglesia poseer o administrar propiedades y; el 130 que otorgó el derecho al gobierno de intervenir en materia de cultos y de disciplina externa y, limitó la participación política de los ministros del clero; dichos artículos fueron catalogados por la jerarquía eclesiástica como opresivos y, en gran medida, se convirtieron en la fuente del conflicto religioso mismo que desembocó en el movimiento cristero. Así pues, durante la segunda década del siglo XX, los gobiernos posrevolucionarios se propusieron erigir un nuevo proyecto nacional que lograra subsanar, entre otras cosas, las divisiones heredadas del movimiento armado.