During the Porfitriato especially in the last decade of the nineteenth century, the city of Morelia experienced a population growth brought about various social problems, including increased poverty and worsening. Result of agricultural crises city was affected by a considerable number of people seeking city livelihoods. At this stage and with the increase of begging, the universal charity was seriously questioned and required to become useful as a tool for social regeneration. The charitable exercise underwent a revolution inside through a pastoral known as Social Catholicism that was enacted by the targeting of charity in the beneficiary regenerative purposes, this model of charity coincided with the liberal ideals of work, order and progress. This active Catholicism turn into a necessary and useful tool for the proper functioning of the regime, through conferences charity and some religious congregations provided the regime elements of order, working with the needy groups in their training, and promoting moralization reemployment. In this sense State and Church concluded in search of their interests, while the State gained much legitimacy and order, the Church firm his performance space working with social bases, gaining ground in a space that was struggling to secularization and State preeminence.
Durante el Porfiriato sobre todo en la última década del siglo XIX la ciudad de Morelia experimentó un crecimiento poblacional que trajo consigo varios problemas sociales, entre ellos el aumento de la pobreza y su agudización. Resultado de crisis agrícolas la ciudad se vio afectada por un número considerable de personas que buscaban en la ciudad formas de subsistencia. En este escenario y ante el aumento de la mendicidad es donde la caridad universal se vio seriamente cuestionada y requerida a volverse útil, como una herramienta de regeneración social. El ejercicio caritativo sufrió una revolución en su interior a través de una pastoral conocida como catolicismo social que se promulgaba por la focalización de la caridad con fines regenerativos en los beneficiados, este modelo de caridad coincidió con los ideales liberales de trabajo, orden y progreso. Este catolicismo activo se volvió un elemento necesario y útil para el buen funcionamiento del régimen, a través de las conferencias de caridad y de algunas congregaciones religiosas, proporcionaba al régimen elementos de orden, al trabajar con los grupos menesterosos en su capacitación, moralización y promoviendo su reinserción laboral. En este sentido Estado e Iglesia concertaron en busca de sus intereses, mientras que el Estado ganaba mucho en legitimidad y orden, la Iglesia afianzaba su espacio de actuación trabajando con las bases sociales, ganando terreno en un espacio que realizaba esfuerzos por la secularización y preeminencia Estatal.
