One of the main priorities in the implementation of fiscal policy in Mexico, has to do with the search for a comprehensive tax reform. In this sense, the new tax reform intended to be complete and not just a setting. In Mexico urges fiscal reform to enable the State to have sufficient resources to implement effective policies, and that the country needs more resources to implement a policy change to allow competitiveness and investment promotion also a sector that promotes innovation. The higher taxes to meet government programs and citizen demands, is one of the fundamental problems for the current government. It has had to negotiate with the political parties some of the most important items. It has become clear that we need a viable and wise reform to a greater or lesser extent, due to the growing requirements of public spending for development. Is too fragile an economy like ours, farm revenue expectations of a product in the international market tends to have endless variations and imbalances; that product is oil. Among other arguments, the above forces us to reflect on a comprehensive tax reform (referred to in economic terms to the inclusion of expenditure and public debt) rather than tax reform, if not as a fiscal Miscellaneous that year after year is approved. The direction taken by the current tax reform in the country has not been the most successful, its origin, negotiation and scope and limits which has already passed, still leave much to be desired and in politics, as in economics, good desires They constitute a strong foundation for the founding of a republic.
Una de las principales prioridades en la aplicación de la política fiscal en México, tiene que ver con la búsqueda de una reforma fiscal integral. En este sentido, la nueva reforma tributaria pretende ser completa y no solamente un ajuste. En México urge una reforma fiscal que permita al Estado tener recursos suficientes para aplicar políticas efectivas, ya que le país requiere de mayores recursos para aplicar una política de cambio que permita la competitividad y la inversión, igualmente un fomento sectorial que impulse la innovación. La recaudación de más impuestos para enfrentar los programas de gobierno y las demandas ciudadanas, es uno de los problemas fundamentales para el actual gobierno. Se ha tenido que negociar con los partidos políticos algunos de los rubros más importantes. En mayor o menor medida se ha hecho evidente que hace falta una reforma viable y atinada, debido a los crecientes requerimientos del gasto público para el desarrollo del país. Es demasiado frágil una economía que como la nuestra, finca sus expectativas en los ingresos de un producto que en el mercado internacional tiende a tener infinidad de variaciones y desequilibrios; ese producto es el petróleo. Entre otros razonamientos, lo anterior nos obliga a reflexionar acerca de una Reforma Fiscal Integral (que se refiere en términos económicos a la inclusión del gasto y de la deuda pública), más que de una Reforma Fiscal, cuando no de una Miscelánea Fiscal como la que se aprueba año con año. La dirección que ha tomado la actual Reforma Fiscal en el país no ha sido la más correcta, su origen, negociación y alcances y los límites que presenta ya aprobada, dejan todavía mucho que desear y en política, como en economía, los buenos deseos no constituyen los cimientos fuertes para la fundación de una República.
