The post-revolutionary Mexican State identified education as a essential implement for social transformation; therefore, the “Secretaría de Educación Pública” (SEP) creation, was the way it was included in the agenda as a democratic and revolutionary priority. The education was, in comparison with past decades, more imperative and tried to get to all the territory with a popular educational model that imposed urban standards on the rural sector, composed of peasants and indigenous people, which was perceived as backward. That is why rural teachers
as civilizing agents had a significant and transcendental role in the education and transformation of Mexico. The importance of female teachers does not reside only in their educational and social action or in the state discourse, but also in the appearance of a series of visual representations in painting, graphics, cinema and photography, then is proposed the hypothesis of the existence of a stereotype of the rural teacher in post-revolutionary Mexico from 1920 to 1950, which contributed to establish a "should be", based on characteristics and attitudes. The official discourse tended to idealize female teachers, so that contradictions between social reality and the represented in images were constant. The stereotype defined teachers as "new", those who, in contrast to the porfiristas with obsolete methods, followed a formation, ideology and pedagogy established by the SEP. The analysis of the images shows the stereotype and their animic characteristics such as patience, abnegation, bravery, and with moral qualities in accordance with the considered as a good woman, they were also referred as women of ideas, becoming in "nature's fugitives".
El Estado posrevolucionario mexicano identificó a la educación como un instrumento clave de la trasformación social, por ello la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) fue la forma en la que se incluyó en la agenda como una prioridad democrática y revolucionaria. La educación en comparación a décadas pasadas fue más imperiosa y se trató de llegar a todo el territorio con un modelo educativo popular que impuso criterios urbanos sobre el medio rural, compuesto de campesino e indígenas fue percibido en el atraso. Por lo tanto, los maestros y maestras rurales como agentes civilizadores tuvieron un papel clave y trascendental en la educación y transformación de México. La importancia de las profesoras no reside solo en su acción educativa y social o en el discurso estatal, sino también en el surgimiento de una serie de representaciones visuales en la pintura, la gráfica, el cine y la fotografía, entonces se propone la hipótesis de la existencia de un estereotipo de la maestra rural en el México posrevolucionario de 1920 a 1950, que contribuyó a fijar un deber ser, basado en características y actitudes. El discurso oficial tendió a idealizar a los maestras, por lo que las contradicciones entre la realidad social y lo representado en imágenes son constantes. El estereotipo definió a las maestras como “nuevas”, aquellas que, en contraparte de las porfiristas con métodos obsoletos, seguían una formación, una ideología y pedagogía marcada por la SEP. El análisis de las imágenes da cuenta del estereotipo y sus características anímicas como la paciencia, abnegación, la valentía, y con valores acordes a lo considerado una buena mujer, asimismo, se les refirió como mujeres de ideas convirtiéndose en “Prófugas de la naturaleza”.
