Temporary or permanent shelter intended for human habitation. Given the need that all people have adequate accommodation, this has always been a priority not only for individuals but also for governments. For this reason, the history of housing is closely linked to social, economic and political development of mankind. Since the earliest civilizations it has devoted special attention to the type, location and construction of housing. The first treatises on construction found in the Code of Hammurabi, written compilation of rules and laws to govern Babylon King Hammurabi hosted in the eighteenth century BC During the Greek and Roman empires, the city planning focused almost exclusively on the location of adequate space to establish homes, given their defensive situation and its water supply. This same concern came during the middle ages. In the thirteenth-century Europe, cities became centers of trade and its walls offered protection to groups of warriors and looters. People could shelter in the walled cities with their herds and crops, while the outside was invaded by enemies. This increased the demand for housing. For centuries new houses were added, although its construction was carried out chaotically. In regions enjoying a favorable climate, the illegal occupation without title or payment of rent was becoming more frequent. In the nineteenth century, with the advent of the Industrial Revolution, there was a shift of population to the cities, which experienced unprecedented growth. The workers lived in huts, basements railway stations and factories, areas lacking sanitary facilities or running water. In the post-industrial society of the twentieth century, the quality of housing in the developing countries and in the most degraded areas of the advanced countries remains inadequate and no demand for some sectors of the population is covered.
Refugio temporal o permanente destinado a la habitación humana. Dada la necesidad que todas las personas tienen de un alojamiento adecuado, éste ha sido desde siempre un tema prioritario no sólo para los individuos sino también para los gobiernos. Por esta razón, la historia de la vivienda está estrechamente unida al desarrollo social, económico y político de la humanidad. Desde las primeras civilizaciones se ha dedicado especial atención al tipo, ubicación y construcción de la vivienda. Los primeros tratados sobre su construcción se encuentran en el Código de Hammurabi, compilación de normas y leyes escritas para regir Babilonia que auspició el rey Hammurabi en el siglo XVIII a.C. Durante los imperios griego y romano, la planificación de las ciudades se centró casi exclusivamente en la localización de espacios adecuados para establecer viviendas, teniendo en cuenta su situación defensiva y su abastecimiento de agua. Esta misma inquietud se dio durante la edad media. En la Europa del siglo XIII, las ciudades se convirtieron en centros de intercambio comercial y sus murallas ofrecieron protección frente a los grupos de guerreros y saqueadores. Las personas podían resguardarse en las ciudades amuralladas junto a sus rebaños y cosechas, mientras el exterior era invadido por los enemigos. Esto aumentó la demanda de alojamiento. Durante siglos se sumaron nuevas viviendas, aunque su construcción se llevó a cabo de forma caótica. En las regiones que disfrutaban de un clima propicio, la ocupación ilegal sin título o pago de renta era cada vez más frecuente. En el siglo XIX, con la llegada de la Revolución Industrial, se produjo un desplazamiento de la población hacia las ciudades, que sufrieron un crecimiento sin precedentes. Los trabajadores vivían en cobertizos, estaciones ferroviarias y sótanos de fábricas, espacios carentes de instalaciones sanitarias o agua corriente.