Criminal records are vestiges of stigma and discriminatory practices, taking into account certain characteristics of the person or social status, introduced into legislation for hundreds of years and still persist today. It is clear that the situation of people deprived of their liberty does not limit them from their status as persons, nor from all those rights that cannot be affected by the decisions and precautionary measures of the courts of law. In Mexico, equality and non-discrimination are the determining factors in consolidating a true rule of law, as the supreme value recognized in the constitutional and international regime. Those who have lived the status of sentenced upon regaining their freedom move towards the recovery of the full enjoyment of their rights, and seek that society accepts them and be able to access another opportunity, which is a process that becomes difficult, because in many cases it entails discrimination and exclusion. Derived from various constitutional reforms in the field of human rights, in national legislation criminal records are considered as a suspicious category (possible of discrimination). However, there are still legal gaps on various related aspects in society that lead to systematic human rights violations, an example of this is the social, legal and labor discrimination generated by having a criminal record, since they are provided for in various provisions of federal and state legislation as a requirement for the entry of any job, position, commission, or exercise of any right. In this context, as long as the criminal record is used for negative effects, people sentenced upon their release will not be able to enjoy the full exercise of their rights, such as equality, non-discrimination, access to lawful work and social reintegration, which are indispensable for the achievement of effective social reintegration.
Los antecedentes penales son vestigios de los estigmas y prácticas discriminatorias, en atención a determinadas características de la persona o condición social, introducidas en la legislación desde hace centenares de años y que aún persisten en la actualidad. Es claro que la situación de las personas privadas de su libertad no les limita de su condición de personas, ni de todos aquellos derechos que no pueden ser afectados por las decisiones y cautelares de los tribunales de justicia. En México, la igualdad y no discriminación son factores determinantes para consolidar un verdadero estado de derecho, como valor supremo reconocido en el régimen constitucional e internacional. Quienes han vivido la condición de sentenciados al recobrar su libertad transitan hacia la recuperación del goce pleno de sus derechos, y buscan que la sociedad les acepte y poder acceder a otra oportunidad, lo cual es un proceso que se torna difícil, porque en muchos casos conlleva discriminación y exclusión. Derivado de diversas reformas constitucionales en materia de derechos humanos, en la legislación nacional los antecedentes penales se contemplan como una categoría sospechosa (posible de discriminación). Sin embargo, aún existen lagunas legales sobre diversos aspectos relacionados en sociedad que dan pauta a violaciones sistemáticas de derechos humanos, ejemplo de ello es la discriminación social, jurídica y laboral generada por tener antecedentes penales, al estar previstos en diversas disposiciones de la legislación federal y estatal como requisito para el ingreso algún empleo, cargo, comisión, o ejercicio de algún derecho. En dicho contexto mientras los antecedentes penales se utilicen para efectos negativos, las personas sentenciadas al recobrar su libertad no podrán gozar del pleno ejercicio de sus derechos, como son la igualdad, no discriminación, el acceso a un trabajo lícito y la reinserción social, que son indispensables para el logro de la reinserción social efectiva.
